miércoles, 5 de agosto de 2015

LO SOBRENATURAL NO EXCLUYE NUESTRA RESPONSABILIDAD


“Cuando Pedro llamó a la puerta del patio, una muchacha llamada Rode salió a ver quien llamaba, y al reconocer la voz de Pedro se puso tan alegre que no abrió, sino que corrió a decir que Pedro estaba a la puerta. Ellos le dijeron que estaba loca. Pero ante su insistencia, ellos dijeron: «¡Ha de ser su ángel!» Mientras tanto, Pedro seguía llamando; así que cuando abrieron y lo vieron, se quedaron atónitos” (Hechos 12:13-16 RVC)


Pedro había sido librado de la cárcel de una manera sobrenatural: las cadenas se cayeron, la primera y segunda guardia pudieron ser atravesadas y la puerta de hierro que daba a la ciudad se abrió por sí misma. La libertad por medio de la poderosa mano de Dios era un hecho (Hechos 12:9-10) Ahora era el momento de encontrarse con los hermanos que habían estado intercediendo por él (Hechos 12:5). Pero, la puerta más fácil y simple de abrir permaneció  por un tiempo cerrada. Este pasaje me lleva a reflexionar sobre nuestra tarea como iglesia y a sacar algunas conclusiones:
-          Hay puertas que sólo Dios puede abrir pero hay otras que debemos abrir nosotros.
-          Debemos orar creyendo y con expectativa de ser sorprendidos por Dios.
-          A veces, Dios se manifiesta sobrenaturalmente haciendo milagros, cambios en las personas, pero como iglesia seguimos dentro de las cuatro paredes con nuestras prácticas perdiendo de vista o dudando de su obrar.
Que Dios nos ayude a estar atentos a las puertas que debemos abrir para que no seamos un impedimento para la obra de Dios.


 Gabriel Fischer

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