miércoles, 14 de septiembre de 2016

¡REVITALÍCESE!





    Las muchas actividades, la rutina diaria, las presiones de la vida, etc., nos pueden llevar al agotamiento, aburrimiento, a la falta de interés y entusiasmo por las cosas, y por ende al estancamiento. Cuando entramos en esta “zona crítica de stress” es de suma importancia que hagamos un alto para “revitalizar” nuestra vida. Según el diccionario revitalizar es “otorgar mayor vitalidad o vigor a algo”, “dar fuerzas y consistencia. Dar a algo nueva vida o actividad, especialmente después de un período de deterioro o inactividad”. Revitalizar implica recibir nuevas fuerzas y recuperar el entusiasmo, el movimiento y el esplendor o crecimiento que estábamos teniendo. En Jeremías capítulos 30 y 31 encontramos promesas maravillosas de Dios para el pueblo de Israel, las cuales daban esperanza de un nuevo tiempo y satisfacción frente a la angustia de la esclavitud. Dentro de las promesas que se pronuncian encontramos la siguiente: “Yo satisfaré el hambre y la sed de la gente triste y fatigada” (Jeremías 3:25). Si hoy la “esclavitud” a un sistema, rutina, programas, etc. hace que vivamos sin ganas, faltos de propósito, como en “piloto automático” permitamos que la presencia renovadora de Dios infunda nuevas fuerzas en nuestra vida. Busquemos a Dios para obtener liberación de toda presión interna o externa y así poder vivir una vida plena y saludable. 

Gabriel Fischer