miércoles, 25 de febrero de 2015

VISIÓN


“Donde no hay visión el pueblo perece; mas el que guarda la ley, es bienaventurado” (Proverbios 29:18)
“La visión sin acción es un sueño. Acción sin visión es simplemente pasar el tiempo. Acción con visión es hacer una diferencia positiva” (Jack Welch)

Tener visión es ver más allá de la realidad actual, es proyectarse hacia el futuro, es soñar con alcanzar algo que no está a la mano o a la vista pero que con esfuerzo y la ayuda de Dios se puede obtener. La visión nos impulsa avanzar, a ponernos metas, a administrar el tiempo con sabiduría no desperdiciándolo con lo trivial y secundario. La visión le otorga a nuestra vida esperanza más allá de la realidad actual. Cuando Dios pone una visión en el corazón de un hombre le provee todo lo necesario para poder alcanzarla pero es necesario que el mismo se comprometa y discipline su vida para no desviarse de ella. ¡No vivamos sin una visión! Estemos a la expectativa para recibirla, esperémosla, enfoquémonos en ella y pongamos todo nuestro potencial al servicio de la misma.


Gabriel Fischer

martes, 24 de febrero de 2015

LA VISIÓN DE LA COSECHA


¿No dicen ustedes: "Todavía faltan cuatro meses para la cosecha"? Yo les digo: ¡Abran los ojos y miren los campos sembrados! Ya la cosecha está madura;   (Juan 4:35)




Cada creyente debería estar involucrado de alguna manera en la  cosecha. (Orar, ofrendar, hablar de Cristo). No podemos esperar mucho tiempo para comprometernos porque las personas se están muriendo sin Cristo,  para muchos mañana será demasiado tarde.
Debemos “Abrir los ojos espirituales”, mirar más allá de nuestra realidad y necesidad.
Debemos mirar la cosecha,  ver el mundo a través de los ojos de Dios. 
Debemos ver los  “campos”, las personas, como una oportunidad.
“Dos compañías fabricantes de zapatos enviaron a sus respectivos vendedores a un país muy lejano. Cuando cada uno llegó a  ese lugar observaron que ninguno de los habitantes usaba zapatos.  Entonces uno de los vendedores llamó a su compañía y les dijo: “Aquí  nadie usa zapatos, creo que nadie  comprará un solo par, así que me  regreso en el primer vuelo”. En cambio el otro, llamó a su compañía y  les dijo: “Envíenme cien mil pares  de zapatos porque aquí nadie los  usa”. Él pudo ver una gran oportunidad.


“Ya la cosecha está madura”:  Hay personas con gran necesidad, esperando una Palabra de esperanza y dispuestas al cambio.  ¿Qué vamos a hacer?

Gabriel Fischer

sábado, 21 de febrero de 2015

PONIENDO ÉNFASIS EN LO QUE NOS UNE (última parte)


“…Una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos” (Efesios 4:5-6)

5. Compartimos una misma convicción
Mas allá de que podemos tener diferentes puntos de vista sobre como encarar un trabajo, debemos siempre estar unidos por una misma fe, mismos valores. Como cristianos estamos unidos porque hemos decidido rendir totalmente nuestra vida a Jesucristo.


6. Compartimos una misma familia
EL bautismo es una manifestación pública de que pertenecemos a la familia del Señor. En Cristo tenemos una familia en donde compartir, en donde dar y recibir. Una familia que debe estar unida más allá de las dificultades.


7. Compartimos un mismo Padre

Esta frase encierra el amor de Dios. Lo más grande que compartimos como hijos de Dios es su amor. Cuando somos llenos de su amor aprendemos a perdonarnos unos a otros, a ser pacientes, a buscar el bien del otro, a cuidar por sobre todas las cosas la unidad.

Gabriel Fischer

viernes, 20 de febrero de 2015

PONIENDO ÉNFASIS EN LO QUE NOS UNE (segunda parte)


“…una misma esperanza  de vuestra vocación; un Señor…” (Efesios 4:4-5)

3. Compartimos una misma meta 
Más allá de nuestros anhelos personales, de nuestras ideas, tenemos como cristianos una esperanza en común que nos une, una meta a la cual apuntar, que es vivir y transmitir el mensaje de Jesucristo. Cuando nos centramos en ella las diferencias ocupan un lugar secundario y unimos nuestros esfuerzos para que más personas conozcan a Jesús.

4. Compartimos un mismo Señor
Todos trabajamos para el mismo patrón, no para la competencia. Por ende debemos unir nuestros esfuerzos, no competir entre nosotros. No debemos dañarnos, ni querer sobresalir, ni hablar mal de otros porque nada de esto es productivo. Nuestro deseo mayor debe ser agradar y ser fieles al Señor, y trabajar en equipo con nuestro hermano.
(Continuará)


Gabriel Fischer

jueves, 19 de febrero de 2015

PONIENDO ÉNFASIS EN LO QUE NOS UNE (primera parte)


Es importante hacer énfasis y fortalecer lo que tenemos en común y no dividirnos por las diferencias que podemos llegar a tener en aspectos secundarios.
En  Efesios 4:4-7 Pablo enumera siete aspectos que tenemos en común como cristianos en los cuales debemos hacer hincapié para poder mantenernos unidos. Es interesante que antes de hablar de las funciones, dones, ministerios y de la tarea que debe desempeñar la iglesia primero da un fundamento sólido sobre la unidad.

“Un cuerpo, y un Espíritu..." (Efesio 4:4)

1. Compartimos un mismo cuerpo
El cuerpo humano está formado por diferentes miembros, con funciones particulares, pero que trabajan en equipo. Todos son importantes para el buen funcionamiento del cuerpo. De la misma manera, la iglesia es el cuerpo de Cristo en donde  hay diferentes miembros pero todos son importantes y útiles.

2. Compartimos un mismo Espíritu
El Espíritu vino a este mundo para capacitar a la iglesia para que cumpla con su función Esto incluye no sólo el dar poder para el trabajo (dones, capacidades especiales), sino también poder para vivir una vida de santidad (Gálatas 5:22-23). Cuando trabajamos y vivimos guiados por el Espíritu Santo facilitamos la unidad y logramos las metas espirituales.

Gabriel Fischer

(Continuará)

miércoles, 18 de febrero de 2015

ARMONÍA


Podemos contar con el músico más dotado, el mejor escenario y un auditorio lleno de personas, pero si a la hora de tocar el instrumento de cuerdas las mismas no están afinadas todo lo anterior pasará a un segundo plano y resultará vano. Cada cuerda puede tener diferente grosor pero debe estar afinada de tal manera que pueda armonizar con las demás. De la misma manera la “armonía” en la iglesia no se logra siendo todos iguales, sino actuando con originalidad y desarrollando cada uno su potencial para un fin en común. Cuando todos ponemos la misión de Dios por encima de nuestros gustos o intereses personales y trabajamos en equipo la bendición de Dios estará con nosotros y emitiremos una “dulce melodía” que atraerá a muchos a los pies de Cristo.

“¡Qué maravilloso y agradable es cuando los hermanos conviven en armonía!
Pues la armonía es tan preciosa como el aceite de la unción que se derramó sobre la cabeza de Aarón, que corrió por su barba hasta llegar al borde de su túnica. 
La armonía es tan refrescante como el rocío del monte Hermón que cae sobre las montañas de Sión. Y allí el Señor ha pronunciado su bendición, incluso la vida eterna” (Salmo 133)

Gabriel Fischer

martes, 17 de febrero de 2015

LA ESTRATEGIA MÁS EFECTIVA


A lo largo de la historia de la iglesia se han desarrollado diferentes ministerios evangelísticos que han utilizado variadas y creativas estrategias para comunicar las buenas noticias de Jesús. La predicación al aire libre, las campañas, horas felices, la radio, la televisión, el drama, repartir folletos, el evangelismo personal, encuestas, etc. Pero más allá de que toda actividad que no contradiga los principios bíblicos es válida para seguir predicando el evangelio, no debemos obviar la “estrategia por excelencia” que podemos observar en la oración de Jesús en Juan 17:21 “…para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste”. Todos los esfuerzos que realicemos como iglesia van a impactar al mundo si se desarrollan en unidad. Las personas que están lejos de Dios van a ser motivadas a querer ser parte de una congregación si pueden comprobar el amor real que hay entre sus miembros. Buscar la unidad no significa pensar igual  y tener la misma simpatía o afinidad con todos los miembros. Pero sí significa estar dispuestos a “soportar al otro”, unirme bajo una misma visión con mi hermano para levantar bien el alto el nombre de Cristo. Implica estar dispuestos a “dar” y no sólo a recibir, a perdonar y no a hablar mal de mi hermano, a hacer énfasis en lo que tengo en común con el otro y no en lo que me diferencia.
¿Estoy contribuyendo para la unidad de mi iglesia y en consecuencia para que esta pueda impactar la sociedad?

Gabriel Fischer

sábado, 14 de febrero de 2015

DOS FÓRMULAS PARA EL AMOR


“Por tanto, imiten a Dios, como hijos muy amados, y lleven una vida de amor, así como Cristo nos amó y se entregó por nosotros como ofrenda y sacrificio fragante para Dios” (Efesios 5:1-2)




En uno de sus libros Chip Ingram hace referencia a dos fórmulas para las relaciones amorosas: una es la de “HOLLYWOOD” en dónde se enfatiza que el secreto está en encontrar a la persona correcta (príncipe o princesa), enamorarse apasionadamente y fijar las esperanzas y los sueños en esa persona para la realización futura. La otra fórmula es la que Dios nos presenta, en la que el secreto está en “llevar una vida de amor”… esforzarse por ser la persona correcta y estar preparados para establecer una relación sana.
La fórmula de “Hollywood” no funciona porque nos impulsa a poner las expectativas en que la otra persona va a satisfacer nuestras necesidades y nos lleva a ser demandantes, egoístas. Una verdadera relación de amor tiene como objetivo “dar” y no recibir. Por tal motivo necesitamos acercarnos a Dios porque sólo Él puede suplir nuestras carencias y prepararnos para una relación saludable.
Gabriel Fischer

viernes, 13 de febrero de 2015

ABRIR NUESTRO CORAZÓN


“Confiesen sus pecados unos a otros, y oren unos por otros, para que sean sanados. La oración del justo es muy poderosa y efectiva” (Santiago 5:16 RVC)


Confesar a otros nuestras cargas y pecados es muy positivo y sanador. Abrir nuestro corazón en primer lugar a Dios para buscar ayuda y luego a personas idóneas nos permite comenzar un proceso de sanidad y restauración. A veces por nuestra personalidad, trasfondo, cultura o el temor a ser dañados o defraudados nuevamente nos mantenemos cerrados y tratamos de aparentar con nuestras palabras y gestos que todo está bien. Lamentablemente esta actitud lo único que genera es que el problema se agudice con el tiempo. Tenemos que animarnos a hablar, a abrir nuestro corazón, si queremos ser libres de todo peso que hace que nuestra vida sea triste y sin esperanza. De esta manera descubriremos que es posible sanar las heridas y vivir una vida extraordinaria.

Te animo a que no te quedes con tu carga sino a que busques ayuda para que puedas comenzar un proceso de sanidad en tu vida.

Gabriel Fischer

jueves, 12 de febrero de 2015

ORANDO PARA VIVIR LO EXTRAORDINARIO



 “Elías era tan humano como cualquiera de nosotros; sin embargo, cuando oró con fervor para que no cayera lluvia, ¡no llovió durante tres años y medio!” (Santiago 5:17 NTV) 




La oración juega un papel fundamental en nuestra vida cristiana. Es a través de ella que podemos tener comunión con Dios y recibir fortaleza espiritual. Elías, más allá de que tenía las mismas limitaciones humanas como cada uno de nosotros, por medio de la oración pudo vivir lo extraordinario.
Para que nuestra oración sea efectiva y no “ordinaria”, es decir mecánica, por obligación o costumbre. Es necesario que sea desarrollada con las siguientes actitudes “extras” que podemos verlas demostradas en la vida de Elías (las mismas están extraídas de  1 Reyes 18:41-46 y Santiago 5:17)

1. Orar con fe v.41
2. Orar con humildad v.42
3. Orar con fervor. Stg. 5.17
4. Orar con perseverancia v.43
5. Orar con expectativa v.44

¿Cuáles de estas cinco “extras” necesitamos agregarle a nuestra oración para que sea más efectiva y podamos experimentar lo extraordinario?

Gabriel Fischer

miércoles, 11 de febrero de 2015

VALE LA PENA



“Mis amados hermanos, si alguno de ustedes se aparta de la verdad y otro lo hace volver, pueden estar seguros de que quien haga volver al pecador de su mal camino salvará a esa persona de la muerte y traerá como resultado el perdón de muchos pecados” (Santiago 5:10-20 NTV)

Cada llamado, mensaje, gesto, sacrificio, esfuerzo, lágrima, oración, etc. que hacemos por aquellos que se han extraviado del camino del Señor ¡vale la pena! Debemos ser conscientes de la magnitud y de la importancia que tiene el ayudar a una persona a volver al Señor. No dudemos en prestar auxilio y en ir al rescate de los que se han perdido, ¡vayamos al encuentro! Si lo hacemos, no sólo seremos bendecidos por haber sido obedientes al llamado del Señor, sino que tendremos la posibilidad y el privilegio de haber formado parte de la restauración de una persona. Hay muchas ovejas extraviadas que necesitan de un “grupo de pastores” que puedan ir a buscarlas. ¿Puede contar el Señor con nuestra presencia dentro del mismo?

Gabriel Fischer

martes, 10 de febrero de 2015

¡LLAME YA!



Esta frase se ha hecho muy conocida debido a diferentes empresas que promocionan sus productos instando a las personas a adquirirlos rápidamente. No sólo desean que compren lo que ofrecen sino que lo hagan de inmediato, por tanto brindan promociones y rebajas de precios. Llamar ya para adquirir productos no siempre resulta positivo.

En la Biblia también se nos insta a “llamar ya” pero para recibir asistencia espiritual inmediata. “¿Está alguno enfermo entre ustedes? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor”  (Santiago 5:14 NTV). Cuando hay necesidades profundas en nuestra vida no debemos dudar en llamar a los líderes de la iglesia para que puedan interceder por nosotros, aconsejarnos, guiarnos a tomar buenas decisiones, etc. No debemos llamar para chismear o criticar lo cual resulta destructivo para el cuerpo de Cristo, pero si debemos valernos de los medios de comunicación para pedir ayuda. ¡Llame ya! Si se encuentra en problemas, ¡llame ya! Si sabe de alguien que necesita de Dios. Se pueden compran algunos productos o adquirir algunas cosas sin necesidad de hacerlo con prisa, pero en lo espiritual cada minuto puede marcar una diferencia.

Gabriel Fischer