martes, 17 de febrero de 2015
LA ESTRATEGIA MÁS EFECTIVA
A lo largo de la historia de la iglesia se han desarrollado diferentes ministerios evangelísticos que han utilizado variadas y creativas estrategias para comunicar las buenas noticias de Jesús. La predicación al aire libre, las campañas, horas felices, la radio, la televisión, el drama, repartir folletos, el evangelismo personal, encuestas, etc. Pero más allá de que toda actividad que no contradiga los principios bíblicos es válida para seguir predicando el evangelio, no debemos obviar la “estrategia por excelencia” que podemos observar en la oración de Jesús en Juan 17:21 “…para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste”. Todos los esfuerzos que realicemos como iglesia van a impactar al mundo si se desarrollan en unidad. Las personas que están lejos de Dios van a ser motivadas a querer ser parte de una congregación si pueden comprobar el amor real que hay entre sus miembros. Buscar la unidad no significa pensar igual y tener la misma simpatía o afinidad con todos los miembros. Pero sí significa estar dispuestos a “soportar al otro”, unirme bajo una misma visión con mi hermano para levantar bien el alto el nombre de Cristo. Implica estar dispuestos a “dar” y no sólo a recibir, a perdonar y no a hablar mal de mi hermano, a hacer énfasis en lo que tengo en común con el otro y no en lo que me diferencia.
¿Estoy contribuyendo para la unidad de mi iglesia y en consecuencia para que esta pueda impactar la sociedad?
Gabriel Fischer
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