“Por tanto, imiten a Dios, como hijos muy amados, y lleven una vida de amor, así como Cristo nos amó y se entregó por nosotros como ofrenda y sacrificio fragante para Dios” (Efesios 5:1-2)
En uno de sus libros Chip Ingram hace referencia a dos fórmulas para las relaciones amorosas: una es la de “HOLLYWOOD” en dónde se enfatiza que el secreto está en encontrar a la persona correcta (príncipe o princesa), enamorarse apasionadamente y fijar las esperanzas y los sueños en esa persona para la realización futura. La otra fórmula es la que Dios nos presenta, en la que el secreto está en “llevar una vida de amor”… esforzarse por ser la persona correcta y estar preparados para establecer una relación sana.
La fórmula de “Hollywood” no funciona porque nos impulsa a poner las expectativas en que la otra persona va a satisfacer nuestras necesidades y nos lleva a ser demandantes, egoístas. Una verdadera relación de amor tiene como objetivo “dar” y no recibir. Por tal motivo necesitamos acercarnos a Dios porque sólo Él puede suplir nuestras carencias y prepararnos para una relación saludable.
Gabriel Fischer
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