“¡Ahora acérquense y desayunen!», dijo Jesús. Ninguno de los discípulos se atrevió a preguntarle: «¿Quién eres?». Todos sabían que era el Señor” (Juan 21:12 NTV)
Hoy casi es una costumbre agasajar en ocasiones especiales a personas con desayunos preparados. Los mismos contienen una variedad de productos y vienen acompañados por una muy buena presentación y envoltorio. En el texto bíblico también podemos notar la preparación de un desayuno que llegó a ser muy especial no por los alimentos en cuestión sino por la persona que lo preparó y lo que significó para los individuos en cuestión. El Cristo resucitado una vez más mostró su amor por los discípulos, su providencia milagrosa, la posibilidad de segundas oportunidades. De la misma manera Jesucristo quiere desayunar cada mañana con nosotros, quiere ser la primicia de nuestra vida. Él está dispuesto a darnos fuerzas para la nueva jornada, esperanzas para seguir luchando, un día más en donde tomados de su mano podemos tener una nueva oportunidad de volver a empezar o de seguir cumpliendo con el propósito que tiene para con nuestra vida. ¿Ya desayunaste hoy?
Gabriel Fischer
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