Las personas con las que nos relacionamos
influyen mucho en el desarrollo de nuestra vida, por ende debemos poner mucha
atención a esto. Necesitamos relacionarnos con dos tipos de personas para seguir
creciendo:
1. Necesitamos un “mentor”, es decir
alguien de quien “recibamos” conocimiento, instrucción, ánimo, corrección, etc.
2 Necesitamos
un “discípulo” a quien brindemos nuestra ayuda, inspiremos y guiemos a explotar
su potencial.
Ambas personas son indispensables y
cuando no las tenemos surgen problemas. El que sólo es discípulo y se dedica a
recibir pero no actúa cae en el estancamiento. El que sólo es mentor y se
dedica a dar pero no se renueva puede caer en el agotamiento. El apóstol Pablo
tenía a un Bernabé pero también a un Timoteo. Creo que el mismo no habría
llegado a ser lo que fue sino contaba con esas personas.
Gabriel Fischer
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