“Bien saben que, cuando su fe es puesta a
prueba, produce paciencia. Pero procuren que la paciencia complete su
obra, para que sean perfectos y cabales, sin que les falta nada” (Santiago 1:3-4
RVC)
Las crisis que debemos enfrentar en la
vida son necesarias para poder crecer. Las mismas son oportunidades para hacer
un alto, para replantearnos nuestra situación y hacer cambios, para desarrollar
paciencia, para que sean pulidos aspectos de nuestro carácter que se ponen en
evidencia en los momentos de presión. Dios se vale de las crisis para trabajar
en nuestra vida y desarrollar el carácter de Cristo en nosotros. Pero, podemos
hacer de las crisis algo productivo para nuestra vida si las enfrentamos con
una buena actitud, con disposición a cambiar, no buscando culpables o
amargándonos ante la prueba, sino preguntándonos ¿para qué debemos pasar por
tal situación? Lamentablemente así como muchos crecen enfrentando correctamente
los problemas otros tantos se enojan, amargan, se apartan de Dios y las
personas, quedando estancados en el problema endureciendo sus corazones. Las pruebas
no son agradables pero si necesarias, por tanto enfrentémoslas correctamente
para poder crecer en madurez y no en “más
dureza”.
Gabriel Fischer
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