Esta pregunta está rondando hace
bastante tiempo en mi cabeza. Cuando era chico era muy común escuchar cada
tanto acerca de una parejita de novios que por no frenar a tiempo y darle lugar
a la pasión tuvieron relaciones sexuales y que fruto de esto hubo un embarazo.
Estos jóvenes en muchos casos no tenían intenciones de tener relaciones porque
querían guardarse vírgenes para el matrimonio, por tal motivo la idea de
cuidarse no estaba en sus mentes. La pregunta es, ¿qué está pasando hoy? ¿ya no
hay deseos en el noviazgo? ¿tenemos más dominio propio? ¿somos más maduros
espiritualmente que podemos poner límites a tiempo? Con mi esposa nos casamos vírgenes,
pero tengo que reconocer que no fue fácil y considero que hoy con todas las
presiones de la sociedad tampoco debe serlo. Por tal motivo temo decir que ya
no estemos teniendo en cuenta la Palabra de Dios con respecto a que las
relaciones sexuales están destinadas para el matrimonio y que fuera del mismo
se está cometiendo pecado. No es cuestión de legalismo, sino de santidad, de seguir
la voluntad de Dios, de marcar una diferencia en esta sociedad en donde se da
rienda suelta a los deseos y como consecuencia de esto muchas personas terminan
dañadas. La Palabra de Dios, sus principios no cambian y obedecerla conlleva
bendición para nuestra vida. Si queremos tener un matrimonio bendecido debemos
iniciarlo en santidad. La buena noticia es que Dios restaura, perdona y nos da
nuevas oportunidades si no hemos hecho las cosas bien, pero es necesario que
nos arrepintamos, que cambiemos de actitud, que ¡Huyamos de la fornicación! (relaciones sexuales fuera del ámbito matrimonial).
Gabriel Fischer
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