“Si
el hacha se desafila y no se la vuelve a afilar, habrá que golpear con más
fuerza. Vale más hacer las cosas bien y con sabiduría”. (Eclesiastés 10:10 DHH)
Mas allá de que es muy importante
esforzarnos en nuestras tareas poniendo
lo mejor de nosotros, esto no garantiza que seamos eficientes. Cuando las
actividades y las fuerzas no están focalizadas de manera correcta podemos
terminar cansados y frustrados. El activismo y el sacrificio no deben ser un
fin en sí mismo sino un medio para alcanzar objetivos concretos. El pasaje
bíblico nos muestra dos verdades muy importantes a tener en cuenta. Primero
“mantener afilada el hacha”, es decir retroalimentarnos continuamente, apartar
tiempo para nutrirnos, para descansar, para renovar fuerzas. Cuando no hacemos
esto y trabajamos con pocas fuerzas caemos en el stress, en el agotamiento.
Segundo: “ser sabios”, es decir utilizar bien nuestros recursos, nuestras
fuerzas, no malgastar la energía en cosas superfluas sino aprovechando bien
nuestro tiempo y teniendo siempre claridad en cuanto a nuestro objetivo.
Gabriel Fischer
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