viernes, 27 de junio de 2014

QUE NUESTRA CARENCIA DE “FRUTO” NO ARRUINE EL DESARROLLO DE NUESTROS “DONES”

QUE NUESTRA CARENCIA DE “FRUTO” NO ARRUINE EL DESARROLLO DE NUESTROS “DONES”

No permitamos que nuestro mal carácter o actitud estropee nuestras relaciones y trabajo. Podemos ser muy capaces e inteligentes pero si no cuidamos nuestra manera de tratar a los demás podemos arruinarlo todo. Pablo fue claro con respecto a esto en su carta a la iglesia en Corinto. Ellos podían tener todos los dones pero si no obraban con amor todo resultaba en vano (1 Corintios 13:3). En Gálatas 5:22-23 encontramos el fruto del Espíritu que debe evidenciarse en nuestra vida al igual que los dones espirituales. El problema sucede cuando hay un desequilibrio en nuestro ser con respectos a los dones y el fruto; cuando enfatizamos el “hacer” pero nuestro “ser” deja mucho que desear. No nos engañemos, lo que verdaderamente impacta en las personas no es sólo el ejercicio de nuestros dones, esto puede generar asombro y un impulso a que los individuos se acerquen a Dios; pero lo que realmente inspira y produce vínculos genuinos y perdurables es una vida que refleja el fruto del Espíritu en cada palabra, actitud o acción que se realiza. ¿Qué es lo que aprecian más las personas de nuestra vida, los dones o el fruto? ¿Nuestro carácter y actitudes nos están acercando a las personas o generando barreras? 

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