PROMESAS NO CUMPLIDAS
¡Cuán fácilmente hacemos promesas a Dios y a los hombres cuando
estamos en apuros! Nuestra necesidad muchas veces nos lleva a realizar pactos
para recibir el alivio pero cuando la ayuda llega y recuperamos la calma no
cumplimos con nuestra palabra. Faraón frente a la plaga de las ranas le
prometió a Moisés que si Dios quitaba ese flagelo iba a dejar salir al pueblo
de Egipto. Sin embargo esto no sucedió: “…Pero
en cuanto el faraón experimentó alivio, endureció su corazón y, tal como el
Señor lo había advertido, ya no quiso saber nada de Moisés ni de Aarón” (Éxodo
8:15). Seamos hombres y mujeres de palabra, cumplamos con nuestras
promesas. Seamos cuidadosos también de no prometer algo en medio de una
necesidad sabiendo que después no
podremos cumplir. En medio de una
sociedad donde las promesas no cumplidas abundan y las palabras de los hombres
carecen de valor si no hay un papel de por medio, debemos cómo hijos de Dios
levantarnos para marcar una diferencia.
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