• Si hoy no me llaman para alentarme, debo preguntarme cuantas veces he llamado a personas para alentarlas.
• Si hoy no me visitan, debo preguntarme cuantas veces he visitado a otros.
• Si hoy no me ayudan, debo preguntarme cuantas veces he ayudado a otros.
• Si hoy no me ponen buena cara, debo preguntarme como han sido mis actitudes para con los demás.
• Si hoy me encuentro solo, debo preguntarme que he hecho para generar amistades.
• Si hoy mi relación con Dios se ha enfriado, debo preguntarme cuanto tiempo he pasado con Dios los últimos años.
Si hoy vemos falencias en nuestras relaciones interpersonales tenemos la posibilidad de revertir esta situación SEMBRANDO algo diferente. Si hoy nos disponemos a dar lo mejor de nosotros seguramente la próxima cosecha traerá mejores resultados.
“ No se engañen ustedes: nadie puede burlarse de Dios. Lo que se siembra, se cosecha. El que siembra en los malos deseos, de sus malos deseos recogerá una cosecha de muerte. El que siembra en el Espíritu, del Espíritu recogerá una cosecha de vida eterna. Así que no debemos cansarnos de hacer el bien; porque si no nos desanimamos, a su debido tiempo cosecharemos. Por eso, siempre que podamos, hagamos bien a todos, y especialmente a nuestros hermanos en la fe. (Gálatas 6:7-10)
Gabriel Fischer
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