“Al cabo de tanto tiempo, ustedes ya deberían
ser maestros; en cambio, necesitan que se les expliquen de nuevo las cosas más
sencillas de las enseñanzas de Dios. Han vuelto a ser tan débiles que, en vez
de comida sólida, tienen que tomar leche. Y los que se alimentan de leche son
como niños de pecho, incapaces de juzgar rectamente. La comida sólida es para
los adultos, para los que ya saben juzgar, porque están acostumbrados a
distinguir entre lo bueno y lo malo”. (Hebreos
5:12-14.DHH)
Es fundamental para seguir
desarrollándonos como cristianos que seamos "destetados", es decir
que empecemos a comer comida sólida, a reflexionar, a evaluar y hacernos
responsables de nuestras decisiones. Muchas veces necesitamos ser instruidos
nuevamente en las mismas cosas porque no hemos tomado decisiones en cuanto a la
Palabra dada o hemos caído en el error de depender de la vida espiritual de
otros (oraciones, consejos, etc.). Somos inexpertos y débiles para enfrentar
nuevos desafíos. Ni los años, ni las experiencias traen madurez a nuestra vida,
sino la ejercitación de los sentidos, la actitud correcta para lidiar ante los
sucesos y la capacidad para diferenciar entre lo bueno y lo malo, pero también
entre lo bueno y lo mejor. Tomar el pecho es agradable porque no implica
esfuerzo de nuestra parte (sólo succionar) pero es sólo una etapa de la vida que debe ser superada para poder alimentarnos de lo sólido. Esto será lo
que nos permitirá tener un desarrollo constante y la posibilidad de ser de
influencia a otros.
Gabriel Fischer