Un día, Najás el amonita se dirigió a Jabés de Galaad
y la sitió, pero los habitantes de Jabés le propusieron a Najás que, si se
aliaba con ellos, se comprometían a servirle. 2 Najás les respondió:
«Haré alianza con ustedes, con la condición de que
cada uno de ustedes se deje sacar el ojo derecho. Así el pueblo de Israel
quedará en vergüenza.» 1 Samuel 11:1-2 RVC
A veces frente a las situaciones que nos
generan impotencia o las presiones podemos ser tentados a “hacer alianzas” con
el enemigo. Cuántos jóvenes por tener el deseo de sentirse parte de un grupo
han cedido a realizar y probar cosas para poder ser valorados, como el cigarrillo,
el alcohol y las drogas. Cuántas jovencitas han cedido a la presión de
muchachos que argumentando “una prueba de amor” las presionaron a tener
relaciones sexuales. Cuántos frente a la pantalla de una Pc o un televisor pusieron
su mirada en donde no debían. Cuántos por no saber decir que no fueron parte de
actividades que no sólo trajeron consecuencias a sus cuerpos, sino que produjeron
vergüenza y mal testimonio del pueblo de Dios. Es más fácil hacer alianzas con
el enemigo que enfrentarlo y mantenernos firmes bajo presión. Pero es
lamentable que sabiendo que podemos “perder un ojo”, es decir ser dañados y
recibir marcas que no se borran, sigamos cediendo a las tentaciones.
Gracias a Dios, si continuamos leyendo la
historia bíblica, podemos ver que el rey Saúl al enterarse de la noticia salió
al encuentro y trajo victoria al pueblo. “No perdieron el ojo” porque hubo un
hombre que no se resignó ante la realidad y luchó poniendo bien en alto al
Señor.
Joven, sé que son fuertes las presiones,
las luchas y las tentaciones que debés enfrentar, pero te animo, que como Saúl
no te dejes “sacar un ojo”, no negocies con el enemigo, no pierdas la visión
que Dios te ha dado y el propósito que Él tiene para tu vida por una noche de
pasión o el deseo de ser parte de algo. Como dice el apóstol Pablo: “Huye de
las pasiones juveniles”. Pero sí te desafío a poner todas tus ganas y
entusiasmo en servir al Señor porque Él tiene grandes cosas preparadas para tu
vida.
Gabriel Fischer