…ENTRE USTEDES NO SERÁ
ASÍ… (Mateo 20:20-28)
“El orgullo es una actitud pecaminosa de superioridad”. Es la raíz de casi
todos los demás pecados. El orgullo nos
lleva a compararnos con los demás y a creernos que somos mejores.
“Hay quienes tienen el ego tan grande que necesitan ser la novia en la
boda o el cadáver en el funeral” (John Maxwell)
Erramos al hacer una estimación
inapropiada de nuestros logros y pensar que somos autosuficientes. “Los
cementerios están llenos de personas que creían que sin ellas el mundo no
podría andar” (autor desconocido) .
Erramos cuando centramos toda
nuestra atención en nuestros propios intereses y no tenemos en cuenta las
necesidades de los demás.
"Cuando igualamos la
felicidad a la autocomplacencia, desarrollamos un egocentrismo
crónico"(Kevin y Jacki Freiberg).
"Cuando la
autocomplacencia llega a ser la norma, nuestros egos se convierten en el centro
del universo, y alimentarnos se vuelve la prioridad"(Kevin y Jacki
Freiberg).
El orgullo nos lleva a alejarnos de Dios (Santiago 4:6), de las demás personas y a terminar en la
ruina (Proverbios 11:2; 16:18, 29:23) Jesús tuvo que lidiar con esta mala
actitud de sus discípulos y proclamar una gran verdad: “entre ustedes no debe
ser así”. Se puede esperar esto por
parte de aquellos que están ajenos a los principios de Dios y que no tienen una
relación con Él, pero alguien que sigue a Cristo no puede darle lugar al
orgullo. Si queremos ser humildes y librarnos de toda soberbia es muy
importante que nos examinemos delante de Dios cada día para poder saber en qué
estamos fallando.
“El orgullo es como una
barba: nunca para de crecer, la única solución es afeitarlo cada día”.
Gabriel Fischer